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LA RODA

En esos años que consideramos, las poblaciones del Occidente de Asturias tenían, por lo general, muy escaso alumbrado público. Además, el que había, normalmente compuesto por unas pocas bombillas colgadas de un alambre sobre el centro de la calzada, sufría apagones frecuentes. Unas veces era que permanecían fundidas durante días, otras que se averiaba una línea o el transformador. Entre las noticias pintorescas, con ojos actuales, sucedía por aquellos días en la Roda lo siguiente: El mecanismo de relojería que regulaba el interruptor del alumbrado estaba instalado en la caseta del transformador, a la que sólo tenía acceso un empleado de la empresa suministradora que vivía a 10 kilómetros de la población. Cuando a este empleado se le olvidaba, cosa que sucedía en ocasiones, el poner en marcha el mecanismo de relojería, el alumbrado público podía permanecer encendido noche y día o, bien, apagado durante las veinticuatro horas. Y esto a lo largo de días. Los pobladores de La Roda, cansados de ésta situación, se preguntaban si no podía, de una vez, residir en el pueblo el encargado de la luz.

El 18 de diciembre de 1957 se celebraba la festividad de Nuestra señora de la Esperanza, Patrona de La Roda. Tras una solemne Misa, cantada por el Coro parroquial, salía la procesión. Por la tarde se celebraba un baile cuyos ingresos se destinaban a la fiesta de los Santos Mártires, que se celebraba en el mes de agosto. Estas fiestas y el período estival traían a La Roda la visita o la estancia durante el verano de oriundos del lugar o parientes de otros. El Faro daba cuenta en el verano de 1958 de algunos de estos visitantes: Cándido García, Ángel Rodríguez, Jaime Rodríguez Villamil, Ramón García López, Ramón Iglesias García, Jesús Álvarez Martínez, todos ellos con sus respectivas familias, que procedían de Oviedo. De Madrid, lo hacía Sarita Prieto y familia. De Barcelona,  Rosario Fernández, Luisa Suárez y esposo e hijo.  De Coruña, Perfecto Méndez, y de Buenos Aires, Jorge Villamil y esposa Mónica.

Las fiestas de los Mártires  llegaron envueltas en un feo día gris, presagio de lluvias y chubascos. Pero, la climatología tuvo piedad del personal y fue mutando en un día despejado a ratos, pero sin lluvia, A las doce del mediodía se celebraba una misa solemne, oficiada por don Ramón Iglesias García, Profesor del seminario de Oviedo, asistido por don Heliodoro Méndez y don Manuel García, párrocos de Turón y de Tol respectivamente. La parte profana de los festejos, comenzaba con un concierto, al terminar la Santa Misa, ofrecido por la Orquesta Radio, de Coruña y Orquesta Amor, de Vivero. Después la romería en el campo de la  Iglesia se extendía desde las cinco de la tarde hasta bien entrada la noche. La verbena se celebraba en la plaza de La Roda, ampliamente engalanada. Y dice el cronista, entusiasmado por las buenas fiestas  que este año, atraídos por el sugestivo programa ofrecido, el gentío fue extraordinario y la animación, hasta tal punto que hasta las seis de la mañana estaba aún la gente disfrutando de la extraordinaria exhibición ofrecida por los conjuntos musicales antes citados, así como de la gran quema de fuegos artificiales…




Ceremonia religiosa en La Roda

Siguiendo la tónica de la mayor parte de los pueblos y villas  norteños, el invierno sacaba a relucir los eternos problemas: se atascaban las alcantarillas con las primeras lluvias y la oscuridad reinaba en las calles, al fundirse las escasas bombillas que debían de iluminar aquellas. De ahí la noticia de que se han limpiado las alcantarillas de desagüe de La Plaza, y esperamos que ahora no se inunde con las grandes lluvias. También se han repuesto las bombillas del alumbrado público que faltaban, que eran casi todas. Es ésta una cuestión muy descuidada y que dice muy poco a favor de quienes tienen la obligación  de velar por este servicio. Los apagones y las noches sin luz son bastante frecuentes con los temporales de invierno. ¿Cuándo La Electra  va a decidirse a tener un empleado en este pueblo para que atienda las averías?

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